

La vidriera de San Pablo
El vitral enriquece nuestro culto y presenta algunos símbolos comunes a nuestra herencia cristiana. El primero y más evidente es la cruz del vitral, pero en total, hay doce cruces o puntos donde se cruzan los marcos, contando la cruz central. Esta representa a los doce apóstoles.
Dos de las tres cruces principales son más gruesas y se elevan del suelo al techo, y la tercera cruz es más delgada y baja. Una representa al ladrón salvado y la otra al ladrón perdido. La pieza horizontal es más larga, como para alcanzar al perdido, como la gracia de Dios se extiende a todos, o como el pastor que sale a salvar a la oveja perdida. En la cruz central del vitral, la pieza horizontal es desigual; como nosotros somos desiguales por el pecado, y Cristo está aquí para equilibrar las cosas por su amor por nosotros. En el centro de la cruz, el panel amarillo podría ser donde estaba la cabeza de Cristo o donde reposaba la corona de espinas. Los paneles rojos indican la sangre de Cristo fluyendo hacia abajo, pero terminan en paneles verdes y amarillos que representan la vida y la alegría. Nuestra vida está conectada en comunión con Cristo, nuestro Salvador, por su cuerpo y su sangre. Hay algunos paneles más oscuros en cada lado inferior del vitral para recordarnos el tumulto que nos rodea, el sufrimiento que conocemos o las tentaciones que enfrentamos en nuestra vida diaria. A pesar de las amenazas más oscuras, nuestros ojos se elevan hacia arriba, donde vemos un cielo azul alrededor del centro de la Cruz. Al igual que en el cielo, puede que no veamos las cosas con claridad, pero si mantenemos la mirada fija en Jesús, ¡lo veremos tal como es!
(Tomado de “Stewardship Temple Talk” de Bob Larson)
